martes, 28 de octubre de 2014

Murmullo

Me siento en la cama y me pongo las botas negras, con este vestido me quedan genial, o eso es lo que siempre dice Dani. Escucho el sonido del reloj y me levanto rápidamente. Me pongo el abrigo y me miro por última vez en el espejo. Voy perfecta, no entiendo porque ha querido que nos viéramos en la plaza en lugar de venir a recogerme. Hace un frío horrible pero como me muero de ganas de verle, decido no quejarme y salir corriendo en su búsqueda.
Llego tarde y volverá a quejarse porque siempre tiene que esperarme, lo que no entiende es que lo hago porque quiero verme bien para él. No puedo negar que estoy nerviosa, sobre todo cuando ayer por la noche después de mantener nuestra conversación telefónica de todos los días, dijo: “tenemos que hablar Ale”. Esas palabras siempre son como un jarro de agua fría para la persona que las escucha. Le amo, nos conocemos desde hace muchos años y siempre le he amado de esta manera loca y desenfrenada.
Somos tan diferentes, él adora la tranquilidad, estar en casa los dos juntos viendo una peli o cenando. Charlar toda la noche y después hacer el amor lentamente junto al fuego. Yo soy extrovertida, divertida, me encanta cantar aunque no soy profesional, siempre arrastro al pobre de Dani a un karaoke con la vergüenza que a él le da hacer ese tipo de cosas. Pero sé que por mí las hace.
Por fin llego a la plaza, veo un montón de gente en medio. Todos hablan pero solo escucho el murmullo de sus voces. Miro a mi alrededor y no veo a Dani por ninguna parte. ¿Dónde se habrá metido este hombre? Me encojo de hombros y decido acercarme a la multitud. Estos se giran al verme y entonces caigo en la cuenta de que deben estar observando el árbol de navidad que todos los años iluminan en la plaza. Es increíble la verdad, mi momento de la navidad favorito.  Noto algo extraño, la gente me mira y sonríe, no sé qué está pasando pero me empiezo a poner más nerviosa.
La música de una canción que conozco a la perfección empieza a sonar, miro el enorme árbol y allí está Dani con sus amigos, cada uno lleva su instrumento y para mi sorpresa es Dani el que empieza a cantar “All I want for christmas is you”. ¡Dani cantando! Esto sí que no me lo puedo creer, encima me dice que el mejor regalo soy yo y me quiero morir. Cuando los últimos acordes suenan la gente empieza a aplaudir y de repente las luces del árbol se encienden. Miro la estrella iluminarse y detrás hay más luces. Me fijo en ellas porque están colgadas en la fachada del ayuntamiento y siento que se me corta la respiración cuando  leo el mensaje que las pequeñas luces navideñas forman.
“Ale, ¿te quieres casar conmigo?”
Busco a Dani y lo encuentro arrodillado delante de mí con una cajita roja en la mano.

— ¿Qué me dices? Eres la mujer de mi vida y no voy a dejar de insistir hasta que me digas que sí —sin pensarlo dos veces me lanzo a sus brazos y le beso. Ambos caemos al suelo mientras los copos de nieve caen sobre nosotros. No encuentro las palabras para expresarle todo lo que me hace sentir pero le abrazo y le beso poniendo todo mi corazón. Los aplausos estallan pero ahora mismo solo existimos mi futuro marido y yo. 


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