Buenas tardes! Hoy he terminado como jueza en un concurso realizado por mi amiga Pilar Cháfer ( a la cual entrevisté) o también conocida como Vivirlocamente con cuyo nombre llevó a cabo este concurso. Ahora ha llegado el momento de cambiarme de bando y pasar de juez a participante. Ha empezado la segunda tanda del concurso y estoy muy ilusionada,
La verdad es que no suelo escribir historias cortas y esta es una gran oportunidad pues este concurso tiene algo de peculiar. Os lo comento para animaros a participar, aunque eso suponga tener rivales seguramente muy buenos, pero lo importante es disfrutar de la escritura y la lectura, conociendo a nuevos escritores. Es un concurso de Wattpad, aquí os dejo el link y de verdad os animo al menos a pasaros, escribir algo corto siempre viene bien para olvidar los problemas.
Muchos besos!
http://www.wattpad.com/83331609-concurso-literario-cu%C3%A9ntame-una-historia-corto-de
domingo, 23 de noviembre de 2014
miércoles, 19 de noviembre de 2014
Rocío Crespo
Dejémoslo en Rocío Crespo, ¿te parece?
2.
¿De dónde eres?
De Sevilla, España.
3.
¿Por qué empezaste a escribir?
Porque desde que era muy pequeña supe que era lo mío. Las
clases de Lengua se me daban estupendamente y me encantaba leer. Entonces me
dije un día: ¿Por qué no ser yo quién invente sus propias historias algún día?
Y aquí me tienes…
4 .
¿Dónde podemos leer tus novelas o relatos?
En Wattpad o en mi
blog. En ambos sitios en ocasiones, aunque algunos relatos no los publicaré en
Wattpad pero sí en el blog.
5.
¿Cuál es uno de tus libros favoritos?
El tiempo entre costuras, de María Dueñas.
6.
¿Tienes algún escritor favorito?
Sí, en realidad varios. Pero me quedo con María Dueñas
porque me inspiró mucho tras leer el libro anteriormente mencionado.
7.
Háblanos sobre una persona a la que admires.
Pff…Pregunta complicada, ¿eh? Bueno, una de las personas
a las que admiro también escribe, se le da bastante bien la poesía, cosa que a
mí no. Y me transmite tanto con sus versos que es imposible no admirarle.
8.
¿Hay algún lugar al que te gustaría ir?
Sí, a Italia o a Francia. Son mis dos países favoritos.
9.
¿Cómo crees que eres?
¿Esto es una pregunta trampa, como en las entrevistas?
Ja, ja, ja. Creo que soy algo sociable, simpática y muy buena gente. En realidad
solo hay que conocerme para saber cómo soy.
10.
Para ti, ¿los lectores son importantes? ¿Crees que el
escritor tiene que tener una relación con ellos?
Los lectores son muy importantes. ¿Qué sería
de un escritor sin sus lectores? ¡Nada!
Creo que sí, el escritor debe ser una persona
cercana a sus lectores, demostrar que les importa lo que piensen y no el dinero
que puedan invertir en sus libros (en el caso de escritores famosos) o la
popularidad que pueda adquirir por sus leídos, votos o comentarios (en Wattpad,
por ejemplo). Considero que si un escritor no responde a las dudas de sus
lectores ni siquiera se merece que sigan leyendo la historia. Por muy buena que
sea. La ilusión de los lectores, sean muy fans o no, es poder comentar lo que
han leído con la persona que ha creado ese mundo, poder decirle todo lo que le
han transmitido sus palabras. Es una lástima no poder hacerlo con escritores “famosos”
que venden sus libros (salvo excepciones, claro está).
11.
Recomiéndanos una
de tus novelas.
Ritual, por supuesto. Esa novela tiene una parte de mí en
cada uno de los capítulos.
12.
¿Te importaría compartir con nosotros algún sueño que
tengas?
Claramente, poder vender alguno de mis libros, los más
importantes para mí. Y créeme, tengo unos cuantos…
13.
¿Te podemos localizar en las redes sociales o en
internet?
¡Claro! En Twitter @airam_led92, en Instagram “ladytenebrae”,
Google + “R.Crespo, Ask “MrsLevine92” y en Wattpad, por supuesto “MrsLevine92”.
También está mi blog (publicidad semidescarada: http://cronicasdeunaescritora.esy.es/web,
donde podréis seguir todas mis noticias por el mundo literario y participar
activamente en las diferentes actividades.
14.
Háblanos de algo, lo que tú quieras, para que te
conozcamos mejor.
Debo confesar que tengo muchos libros sin terminar o
ideas que rondan por mi cabeza sin tomar ninguna forma concreta. Hace varios
años empezaba libros casi a tutiplén porque quería abarcar todas las ideas,
pero acababa abandonándolas por falta de tiempo o de inspiración. Por suerte,
últimamente estoy algo animada y siempre intento escribir aunque sea media hora
todos los días. Así me acostumbro y no lo voy dejando. Podría decirse que desde
principios de octubre estoy intentando organizarme mejor, con buenos
resultados.
También quería añadir que tengo tres proyectos en marcha,
más uno que estoy pendiente de editar para poder ponerlo a la venta por Amazon
en cuanto tenga la oportunidad. No puedo revelar mucho más sobre el tema, pero
son ideas distintas entre sí pero muy interesantes todas ellas. En mi blog iré informando
periódicamente sobre estos proyectos…
Y creo que nada más… ¡Ah, sí! Muchas gracias por esta
oportunidad, de verdad. Ha sido un placer.
Muchas gracias a ti por unirte a mis locuras y aventuras, ha sido un placer conocerte como persona y como escritora. Compartir palabras y momentos con grandes personas y profesionales siempre es un placer.
Muchos besos y abrazos.
lunes, 17 de noviembre de 2014
Capítulo 6
Ethan
Parton
Un gemido escapa de los labios de Adele, ese sonido me
encanta y hace que mi erección crezca aún más si es que eso es posible. Esta
mujer me enloquece de una manera que no puedo describir y lo peor es que no lo
puedo controlar.
Separamos nuestros labios y nos miramos a los ojos,
siento las llamas del deseo crecer dentro de mí y por su mirada sé que también
está ardiendo por tenerme dentro. Mi entrepierna se estremece ante ese
pensamiento, estar dentro de Adele es lo más perfecto que existe y quiero
volver ahí.
—Ethan— gime mi nombre mientras hundo mi rostro en su
cuello y reparto pequeños mordiscos por él. Me encanta su olor, el tacto de su
piel y todo de ella.
— ¿Te gusta diosa?— vuelvo a mover mis caderas haciendo
que mi erección se roce con la piel sensible de su sexo. Enreda sus manos en mi
pelo y tira de él, se está mordiendo el labio inferior y eso me pone como una
moto.
—Sí... sí— muerde mi barbilla y mi erección crece como
nunca antes lo había hecho. Doy la vuelta y con ella aún entre mis brazos nos
dirijo a ambos hacia el sofá. La dejo suavemente sobre él y con una sonrisa
traviesa vuelvo a rozar nuestros sexos. Esta vez me bebo su gemido, ella eleva
sus caderas para conseguir mayor roce pero me aparto ligeramente.
Sus ojos me miran sin entender el motivo de mi retroceso
y su ceño está fruncido a causa de la frustración. Pero no sabe que no
retrocedo, solamente estoy tomando fuerzas porque cuando esté dentro de ella no
voy a poder parar.
—Ethan… tócame— su suplica hace que todo mi cuerpo se
estremezca, tengo la sensación que voy a combustionar en cualquier momento y
nunca he perdido el control de esta manera. Siempre he sido frío y controlador,
las mujeres han seguido mi ritmo y mis órdenes no a la inversa. Pero Adele me
desarma y no puedo imponer mi voluntad, no es una lucha con ella. Simplemente
es dejarse llevar por la pasión desenfrenada que siento, la locura se apodera
de mi cuando me mira con esos ojos azules que me tienen idiotizado. Si me
pidiese el número secreto de mi tarjeta de crédito seguro se lo daba sin
importarme lo más mínimo. Pero sé que ella no me lo pediría nunca así que puedo
estar tranquilo, me tiene atrapado y no ha preguntado por mi cartera.
—Diosa, te voy a llevar al lugar donde perteneces— me acerco
acariciando con mis dedos su húmedo sexo. Se estremece y arquea su espalda, sin
duda lo está disfrutando y yo también. Acerco mis labios a su oído y le doy un
ligero beso, muerdo sus labios antes de seguir hablando—. Te voy a llevar al
jodido cielo— asalto su boca con mi lengua y ella se entrega sin más. Deslizo
mi mano por dentro del bóxer blanco que lleva. Está muy húmeda y resbaladiza
así que sin más la penetro con dos dedos. Gime sobre mi boca y empiezo a
acelerar mis embestidas, siento como se contrae alrededor de mis dedos y eso me
pone muy pero que muy caliente. Su liberación está cerca y quiero poseerla de
todas las formas posibles.
Saco mis dedos de su interior y ella protesta elevando
las caderas, buscando que vuelva a penetrarla con mis dedos. Cojo el bóxer
blanco y lo deslizo por sus bellísimas piernas besándolas al mismo tiempo. Me
cuelo en medio de ellas y con mi lengua le doy un ligero golpecito a su
clítoris. Da un respingo pero gime al mismo tiempo. Deslizo mi lengua por todo
su sexo haciendo círculos con mi pulgar sobre su clítoris y sin más ahí está,
un orgasmo arrollador que yo disfruto como ella.
Con Adele no se trata de darme placer, se trata de
dárselo a ella y eso es nuevo para mí. Todavía está temblando, acaricio su sexo
y me deslizo sobre su cuerpo.
—Eres el manjar más exquisito que existe. Pruébate— la
beso compartiendo con ella su sabor. Realmente esto es muy erótico, demasiado.
Siento que voy a explotar cuando su mano empieza a recorrer mi gran erección.
Mete la mano dentro de mi bóxer negro y acaricia toda la longitud de mi
miembro.
—Ahora quiero saborearte yo— sus palabras me pillan con
la guardia baja. Me empuja y quedo sentado en el sofá. Se levanta con piernas
temblorosas y se arrodilla delante de mí sin dejar de mirar mis ojos. Esto es
jodidamente caliente, es una diosa del sexo que ha bajado del cielo para
matarme a orgasmos. Muerte por sobre sexo, no es una mala manera de morir, creo
que así quiero morir.
Saca mi miembro del bóxer y desliza su lengua por toda su
longitud. Vibra entre sus manos, sobre todo cuando le da golpecitos con la
lengua en la puta. Joder esto es muy bueno.
—Adele— me da un mordisco que me hace dar un ligero
brinco. Veo su sonrisa traviesa y se la devuelvo. No juegues conmigo diosa,
porque yo soy el demonio.
Sorprendiéndome de nuevo se mete todo mi pene en la boca,
siento que explotaré y no quiero. Necesito estar dentro de ella ahora mismo.
—Diosa, ahora vas a bajar al infierno por traviesa—
sonríe y muerde la punta de mi miembro. Sin esperar más la levanto sentándola a
horcajadas sobre mí. Si entrada está resbaladiza y mi miembro más que
preparado.
—Hazlo, quiero quemarme en el infierno de Ethan— sus
palabras son tan eróticas que me vuelven
loco. Con ella a mi lado siento que terminare en un puto manicomio. Eleva sus
caderas y yo guio mi pene hasta su entrada, la cojo de las caderas y de una
sola estocada estoy dentro de ella. Su gemido resuena por todo el salón y eso
solo hace que el deseo de ambos aumente más.
Paso mi mano por su espalda y ella asalta mis labios
reclamando mi lengua, mi atención completa. Se la doy encantado, las mujeres
siempre se han entregado a mis deseos pero ella se está entregando por completo
no solo a la pasión sino a algo más. Algo que nunca he sentido y que por
primera vez, me da miedo. Aparto esos pensamientos de mi cabeza, la tengo entre
mis brazos y estoy dispuesto a hacer que ambos ardamos de placer.
Mis embestidas son profundas y rápidas, ella gime sobre
mi boca y araña mis hombros. Yo clavo mis dedos en su hermoso y voluptuoso
culo, me vuelve loco. Es única y natural. Nada artificial, con unas curvas
envidiables y una belleza que no necesita de maquillaje para enloquecer a los
hombres. Aunque creo que no es consciente de ese efecto que produce a su
alrededor. Voy a tener que ponerle protección y asegurarme que ningún hijo de
puta intenta acercarse a lo que es mío. Porque Adele Davis es mía, para
siempre.
—Ethan… estoy por arder— cogiéndola por las caderas la
sujeto contra mí sin dejar de moverme en su interior. Pero entonces, ella
empieza a hacer círculos con su cintura y eso me hace echar la cabeza hacia
atrás y soltar un gemido desde lo más hondo de mi interior. Mi cordura se ha
evaporado por completo y simplemente me dejo ir.
El interior de su sexo se contrae a mi alrededor, ella
también está por llegar. Rodeo su cuerpo y acerco mi boca a sus labios, recibe
mi beso encantada y en el momento en que nuestras lenguas se enredan los dos
alcanzamos el clímax enloquecidos de placer.
Con la respiración acelerada ella se deja caer sobre mi
pecho y rodea mi cuello con sus brazos. Acaricio su espalda sin salir de su
interior, esto es lo mejor. No creí que me gustara acurrucarme con una mujer
después de hacer el amor con ella… espera un momento, yo nunca he hecho el amor
antes. Yo simplemente he follado para desahogarme y punto. Joder diosa ¿qué me
estás haciendo? Realmente creo que estoy enloqueciendo, hasta mantengo
conversaciones conmigo mismo, será el momento post-orgasmo.
Besa mi cuello y me estremezco, todos mis pensamientos se
dispersan justo en ese momento. Es tan dulce que me estoy volviendo adicto a
ella. Aunque por estar a su lado sería hasta un yonki sin dudarlo ni un minuto.
Paseo mi mano por su espalda, arriba y abajo suavemente.
¿Infierno? Lo dudo, estoy en el cielo con mi diosa.
No decimos nada, ninguno de los dos lo necesita. Solo
disfrutamos de nuestros cuerpos, la calidez y la ternura de las caricias y
besos que nos estamos dando.
***
— ¿Qué te apetece cenar?— pregunto mientras miro a través
del espejo del baño como mi musa se pasea la toalla por todo el cuerpo. Nos
hemos duchado juntos una vez que hemos decidido separarnos y no pasar el resto
de nuestras vidas en el sofá uno dentro del otro.
—No sé, sorpréndeme— nuestras miradas se encuentra en el
espejo y ella se acerca envolviendo su cuerpo con la toalla blanca. Siento sus
manos sobre mi espalda mojada y sus labios sobre mi hombro. — ¿Ves algo que te
guste?— me doy la vuelta y rodeo su cintura con mis brazos.
—Sí, a ti. Tú me gustas en todos los sentidos aunque para
llegar a ser uno de los Romeos de tus novelas voy a tener que trabajar bastante
duro. El romanticismo nunca ha sido lo mío— ella toma mi rostro entre sus manos
y me mira seria. Sus ojos me atraviesan y me siento desnudo, no solo de cuerpo
que sí lo estoy sino de alma. Sé que puede ver en mi interior y ese es un lugar
donde nadie entra nunca. Le sonrío ligeramente para romper la seriedad que nos
ha envuelto en un momento y sin buscarlo.
—Ethan, no quiero que seas como mis “Romeos” yo solamente
quiero que seas tú mismo. Y lo que he visto hasta ahora me ha gustado mucho—
besa mi pecho y vuelve a clavar sus ojos en los míos. —Desde que te conozco me
siento más viva que nunca. Me haces sentir cosas que jamás había experimentado
y me gusta— acaricio su rostro y beso sus labios tiernamente. Apoyo mi frente
en la suya y dejo que un suspiro escape de mi interior.
—Tú tienes el mismo efecto en mí y tengo miedo de que
solo sea un espejismo. De que no existas nada más que en mi imaginación y luego
me tenga que emborrachar para intentar olvidarte. Esto no lo volveré a repetir
porque nunca he confesado que siento miedo a nada, pero me haces bajar todas
mis defensas y barreras y eso me asusta— ahora es ella la que me besa. Sus ojos
brillan de forma especial y saber que eso lo he provocado yo hace que mi pecho
se hinche con verdadero orgullo.
—Sera nuestro secreto, también tengo miedo. Siento lo
mismo que tú y por favor, no me ilusiones y luego me abandones— sus palabras me
hacen fruncir el ceño. ¿Abandono? Las palabras de Mark regresan a mi cabeza “ella
no merece que jueguen con sus sentimientos ni con ella”. ¿Qué
te hicieron diosa?
La
estrecho contra mi pecho con fuerza y beso su cabeza. Huele a mí y eso me
encanta. El sonido de su teléfono nos
sobresalta a los dos. Nos miramos a los ojos y la suelto a regañadientes. Ella
parece extrañada porque la llamen pero se dirige hacia la sala donde está el
dichoso aparato.
Entro
en la habitación y me pongo simplemente el pantalón corto que suelo utilizar
par air a correr. Cuando me dirijo hacia la cocina la escucho hablando en el
salón, habla con un hombre y eso no me gusta. Siento unos celos irrefrenables
pero me contengo, paso por su lado sin mirarla y entro en la cocina. Siento sus
ojos clavados en mí, no entiende mi frialdad pero seguro que la prefiere a que
explote con mi mal genio.
Oigo
como retira un taburete de la barra y se sienta aun con el móvil pegado a la
oreja.
—Ethan—
tomo aire y me doy la vuelta para mirarla. Ella me está sonriendo dulcemente y
yo intento que no se me pegue.
—
¿Qué?— mi voz es fría y veo palidecer su sonrisa pero no la borra.
—Saluda
a Mark, quiere saber si estoy bien— pone el manos libres y entonces todos los
celos se evaporan. Está hablando con Mark y yo me he dejado llevar por los
celos, he sido un completo idiota.
—Oye
Mark búscate una vida pero deja de molestarnos. Tenemos una noche caliente y
larga por delante— sonrío y le guiño un ojo a Adele que me devuelve la sonrisa.
—Deja
de darme envidia maldito bastardo. Trátala bien o te daré una paliza y tienes
una cara demasiado bonita para que te la parta— ambos soltamos una carcajada.
—Sois
de lo peor, hombres— pone los ojos en blanco y yo la beso sorprendiéndola. Oigo
carraspear a Mark al otro lado del teléfono.
—Tortolitos
os dejo que retocéis tranquilos. Tomad precauciones que sois adultos— se ríe y
corta la llamada. Entonces algo viene a mi mente, algo que no había pensado
hasta ahora. Siempre lo pienso pero esta vez se me ha ido por completo y se me
ha olvidado. He sido un jodido irresponsable. Me pongo rígido y mi corazón se
acelera.
—
¿Qué ocurre Ethan?—pregunta Adele preocupada.
—No
he tomado precauciones, me he corrido dentro de ti sin preservativo— ella me
sonríe y me besa la mandíbula.
—Tranquilo,
confío en que estás limpio y yo tomo la píldora— no puedo evitar que todo mi
cuerpo se relaje después de esa afirmación. Un suspiro escapa de mis labios y
Adele empieza a reírse. Se levanta del taburete y rodea la barra de la cocina
hasta que se pone delante de mí. Tira de mi cintura para pegar mi cuerpo al
suyo. Me besa el pecho y me mira con sus ojos azules dejándome fuera de combate
totalmente. — ¿Te habías asustado?
Seguro que cuando tengas hijos serán guapísimos como tú— frunzo el ceño. Nunca
voy a tener hijos, son una responsabilidad y yo no he tenido demasiado buenos
recuerdos de mi padre. Mejor que no le arruine la vida a una criatura sin culpa
de nada.
Intentando
apartar esos pensamientos de mi cabeza, rodeo su cintura y la elevo para poder
besarla lenta y profundamente. Enreda sus dedos en mi pelo y sé que le encanta.
—Prefiero
hacer lo que va antes de los niños— digo levantando una ceja. Ella se ríe y me
golpea el pecho.
—Mejor
dame de comer o esto será considerado secuestro — la bajo y me pongo a ello. Me
mira sin perderme de vista hasta que alguien llama a la puerta. Me sorprendo
porque normalmente nadie viene a mi casa a no ser que sea…
Veo
a Adele ir hacia la puerta solamente con mi camisa y mi bóxer, intento
detenerla pero ya es tarde.
—Hola—
dice mi musa tranquilamente.
—Hola,
busco a Ethan. Porque no creo haberme equivocado de apartamento…— lo suponía,
mi tia Cora. Seguro que Nolan le ha dicho que iba a ver a una chica y ella ha
venido corriendo a averiguar. Y me ha pillado de pleno.
—Sí,
Ethan está en la cocina. ¿Quiere pasar? —Pero… ¿qué demonios? Está siendo
amable con mi tía que nos acaba de cortar el rollo totalmente. Respiro
tranquilo, Adele le va a gustar seguro.
—
¿Cocinando? Claro que quiero pasar pero no me trates de usted o me voy a sentir
más vieja de lo que soy. Soy Cora Adams, la tía de Ethan.
—Yo
Adele Davis la…
—Mi
chica— las palabras han salido de mi boca sin pasar antes por mi cerebro. Me
pongo detrás de mí diosa y rodeo su cintura con mis brazos. Ambas me miran
sorprendidas pero mi tía Cora empieza a sonreír orgullosa al escuchar mis
palabras. Se acerca a Adele y le da dos besos susurrándole algo que no logro
escuchar. —Ahora vengo— beso la cabeza
de Adele y me voy a la habitación. Miro el nombre que aparece en la pantalla y
le maldigo. Me la ha jugado el muy…
—Buenas
noches, ¿ya ha aparecido mi madre?
—Nolan
te juro que te mataré. Sí, tu madre acaba de llegar y creo que se va a quedar.
¿Por qué se lo has dicho?
—Pues
porque te veo y veo tus ojos cuando hablas de esa chica. Ella se va a quedar
más tranquila cuando vea que no te vas a quedar solo y que estás enamorado—
¿Qué? Se ha vuelto loco, definitivamente.
—Te
has vuelto loco, no estoy enamorado.
—
¿Cómo se la has presentado? Como la chica con la que te acuestas seguro que no…
—Como
mi… chica. Joder Nolan no me líes que la tendremos. Encárgate de tus asuntos y
olvídame— sin más cuelgo. Salgo al salón y allí están las dos hablando mientras
ponen los cubiertos en la mesa. Como me suponía mi tía Cora se va a quedar pero
por primera vez no me importa. Me acerco a ellas y beso la mejilla de mi tía.
—Me
encanta esta chica Ethan, yo si fuese tú le pediría matrimonio para que no se
escapase—Adele casi se atraganta con el vino que está bebiendo y ambos la
miramos sin saber qué ocurre.
—
¿Estás bien?— golpeo suavemente su espalda y ella asiente mientras nos sentamos
y mi tía saca la cena del horno donde la había metido antes. Nos sentamos y
empezamos a cenar en un cómodo silencio hasta que mi tía lo rompe.
—No
me digas que ya estás casada por favor o me dará un ataque al corazón.
—Tía,
Adele es soltera.
—No
estoy casada, pero casi— dejo el tenedor suspendido en el aire a medio camino
entre el plato y mi boca. ¿Qué?
—
¿Cómo?— pregunto sin poder evitarlo. Ella me mira sorprendida por la manera tan
dura en la que lo he preguntado.
—Estuve
a punto de casarme pero el novio me dejó plantada así que estoy soltera— no me
lo puedo creer, estoy ahora mismo flipando. Casi se casa, si eso hubiese
llegado a suceder jamás la hubiese conocido. Y otro desgraciado disfrutaría de
ella como lo hago yo. Eso hace que la sangre bulla en mis venas.
—Vaya,
pues debo decir que ese hombre no sabe lo que se ha perdido. Por suerte para
nosotros— las dos estallan en carcajadas pero yo todavía lo estoy asimilando.
Siento la mano de Adele en mi rodilla, pongo la mía encima y entrelazamos
nuestros dedos. No me debo preocupar, ahora ella está conmigo.
—Yo
también me alegro que se arrepintiera o no estaría ahora mismo en San
Francisco— la cena sigue tranquilamente, mi tía no deja de interrogar a Adele
pero ella le responde encantada sin ningún tipo de problema y sé que eso le
encanta. Incluso le ha pedido una lista con sus libros para ir a leerlos. Las
he sorprendido a ambas cuando he afirmado que los tengo todos y espero que me
los firme. Sus ojos azules han empezado a brillar de una manera muy especial,
su trabajo significa mucho para ella y ver que lo valoro la hace sentir
dichosa. Eso lo provoco yo y me encanta.
Cuando
terminamos de cenar recogemos entre todos, esto es de lo más hogareño y
extraño. Nunca me había visto envuelto en algo así, mi primo Nolan sí ha traído
novias pero que le han durado bien poco cuando mi tía Cora las somete a su
tercer grado. Parece que Adele no va a correr con la misma suerte.
—Bueno
chicos, yo me retiro. Estoy cansada y os quiero dejar vuestro espacio. Espero
que nos volvamos a ver pronto Adele cariño— ambas se abrazan y mi corazón se
estremece. Es una imagen tierna, las dos mujeres que más amo se adoran. Para
ahí, ¿acabo de decir amo? El maldito de Nolan me está pegando sus paranoias.
—Adiós
tía— beso su mejilla y ella aprovecha que Adele está en la cocina poniendo todo
lo sucio en el lava bajillas para susurrarme al oído.
—Cuídala
Ethan, es ella seguro— me besa de nuevo y se va a su casa más contenta que unas
castañuelas. Voy a la cocina y rodeo a Adele por la cintura.
—Tu
tía Cora es encantadora. Aunque no te pareces mucho a ella, físicamente me
refiero— me besa la mandíbula y a mí me encanta. Sin soltarla nos encamino a
los dos al sofá y me siento sentándola encima de mí.
Pero
ella de inmediato se baja de mi regazo, se sienta a mi lado y pone sus piernas
sobre las mías.
—
¿Cómoda?— pregunto sin poder evitar sonreír ante esta escena tan… normal.
—Mucho,
cuéntame algo de ella— suspiro, no se lo voy a poder negar.
–Es
la hermana de Andrew, cuando mi madre murió ella me cuidó. Así que para mí es
como mi segunda madre. Yo me parezco a mi madre, era rubia de ojos azules, muy
guapa. Ahora tú cuéntame algo de ti— digo desviando el tema.
—Bueno,
seguro que sabes ya muchas cosas sobre mí. Pero hay algo que no sabes
segurísimo— eso despierta mi curiosidad.
—Cuéntamelo.
—Pues,
desde que te vi me has inspirado. Borré lo que tenía escrito de mi novela y la
escribí a partir de ti. Hay un antes y un después de Ethan en mi vida y en mis
novelas— ella ha provocado lo mismo en mí. La beso suavemente y la veo
recostarse sobre el sofá. Empieza a contarme sobre qué ha escrito en su nueva
novela y poco a poco veo como su voz se va apagando y sus ojos se van cerrando.
Antes
de que se duerma del todo decido llevarla a la cama, pero primero me tomo unos
minutos para observarla. Podría pasarme la vida viendo a esta maravillosa mujer
y no me cansaría jamás de ella. Cuando la tomo entre mis brazos abre los ojos
sobresaltada.
—Shh,
tranquila diosa. Te llevo a la cama— beso su frente y ella se acomoda entre mis
brazos como un gatito buscando cobijo.
La
dejo suavemente en la cama y mientras voy al baño escucho el sonido de su
móvil. Salgo del baño y la veo apagarlo para después lanzarlo sobre la mesita
de noche. Parece sorprendida y asqueada. Me acerco y la abrazo sin dejar de
mirar sus ojos.
—
¿Qué sucede? ¿Quién era?—me mira fijamente y responde.
—Devon.
—Y
¿quién es Devon?—pregunto esperando que no sea quién estoy pensando.
—Mi
ex— la sangre ahora sí empieza a hervir en mi interior y no me puedo contener.
—
¿Qué quiere? Estuviste a punto de casarte con él, seguro que aún le amas. No
juegues conmigo Adele, porque no soy alguien con quién se deba jugar— mis duras
palabras la hacen abrir los ojos de manera desorbitada. Siento sus manos en mi rostro obligándome a
mirarla directamente a los ojos.
—Ethan,
lo que tú me haces sentir no me lo ha hecho sentir ese hombre nunca. Haces que
mi corazón enloquezca y que mi piel solo quiera sentir tu piel. Haces que te
desee a cada momento y que pierda la razón cuando me besas. Y cuando me haces
el amor, simplemente me pierdo y dejo de ser Adele para ser lo que tú quieras,
una extensión de Ethan.
—No,
yo soy el que enloquece solamente de pensar que esto sea un sueño. Nunca he
vivido esto con ninguna mujer y no estoy dispuesto a perderte.
—Aquí
voy a estar, ahora por favor necesito sentirte dentro de mí. No me gusta
sentirte lejos, en tan poco tiempo te necesito como al aire— me pongo encima de
ella suavemente, sin dejar caer todo mi peso sobre su hermoso cuerpo.
—Júrame
que nunca te irás— no sé porque le he dicho eso, no entiendo porque siento la
necesidad de que se quede a mi lado, de amarrarla.
—No
me voy a ninguna parte— arquea su cuerpo haciendo que su sexo roce mi
entrepierna que cobra vida al instante. Sonrío de lado y ella me da un beso.
—Nunca
olvidarás esta noche diosa— sin más me introduzco en su interior intentando
marcarla y así echarla a perder para cualquier otro que se quiera acercar a lo
que es mío.
Capítulo 5
Adele
Davis
Estiro cada músculo de mi cuerpo, siento como una tonta
sonrisa inunda mi rostro. Las imágenes de la noche anterior acuden a mi mente
como un torbellino, Ethan, Ethan. Sus manos, sus labios, su cuerpo, su calor,
su aliento y sus palabras. Todo en él hace que mi cuerpo se estremezca
solamente con recordarle. Ruedo sobre la cama para acercarme al lado de la cama
donde seguramente está él. Paso mi mano por el lado de la cama y está frío,
abro los ojos repentinamente y veo que
estoy sola.
—No seas malpensada Adele, seguramente esté en el baño—
me levanto y siento todo el cuerpo resentido después del increíble sexo que
tuve anoche, este hombre es todo un portento sexual. Me sonrojo solo de
pensarlo. Empiezo a buscar por todo el apartamento pero no hay rastro ni de él
ni de su ropa. Genial, ¿no querías cambios Adele? Toma cambio, abandonada
después del mejor sexo de toda mi vida.
Doy media vuelta para regresar a la habitación, miro el
ordenador y allí veo un papel que antes no estaba. Lo cojo y de inmediato soy
consciente de que esa caligrafía no es la mía. Leo la nota y tengo que reprimir
las ganas de empezar a dar saltitos de alegría como una niña de tres años.
“Querida Adele,
ahora denominada mi musa y mi diosa. He tenido que irme por un asunto urgente
pero espero que no te olvides de mí. Hoy me volverás a ver.
P.D: despertar
contigo ha sido…lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.
Ethan”
¡Es una nota suya! Como una colegiala cojo la nota y me
dirijo a la habitación me dejo caer en su lado de la cama y abrazo la almohada
que huele a él. No me ha abandonado, simplemente le ha surgido algo y no
intercambiamos números de teléfono. Eso fue un error por mi parte, si tuviera
su teléfono podría llamarle y… el sonido del timbre interrumpe mis
pensamientos.
Voy hacia la puerta dando saltitos pero antes de abrir
veo mi reflejo en el espejo que hay al lado de la puerta. ¡Madre mía! No puedo
abrir en ropa interior la puerta de casa. Vuelvo disparada hacia la habitación,
cojo unos pantalones cómodos de andar por casa y una camiseta enorme. Espero
que no sea él porque ahora mismo soy la mujer menos sensual del planeta.
Abro la puerta y veo a Mark apoyado en el marco de esta.
Le sonrío como una bobalicona y me aparto para que pueda entrar. Él no deja de
mirarme, me repasa entera y enarca una ceja a causa de mi atuendo. Sí, lo sé.
Es horrible.
—Vaya, parece que alguien ha tenido una noche
entretenida…— dice con una sonrisita burlona. Me aparto para que pase y le
devuelvo la sonrisa.
—Sí, la mejor noche de mi vida. Con el hombre más…que he
conocido jamás.
—Me lo tendrás que prestar, somos amigos y los amigos
comparten— me guiña un ojo y yo niego con la cabeza.
—Ni de coña Mark, este hombre es para mí—. Ambos
empezamos a reír como dos lunáticos. Ahora entiendo porque él y Joy se llevan
tan bien, es un tipo genial.
—Al menos invítame a desayunar y cuéntame que tal con ese
dios griego, porque le he visto salir esta mañana— levanta las cejas y yo
enrojezco al instante.
—Está bien, te prepararé tortitas.
—Con sirope de chocolate, por favor— niego con la cabeza,
este hombre no se priva de nada y tiene un cuerpo de infarto. Empiezo a hacer
las tortitas mientras se sienta en la barra de la cocina. Mirándome y esperando
a que empiece a relatar.
—Bueno, nos habíamos visto antes. El primer día que
llegué fui a escribir a un parque y él estaba corriendo, le vi y la inspiración
vino a mí. No he podido apartar su mirada de mi mente desde entonces y cuando
anoche le vi aparecer en el bar… simplemente me dejé llevar y ¡Oh dios mío!
— ¿El mejor sexo descontrolado de tu vida?
—Sí, sin duda. Con mi ex todo era más normal. No sé cómo
expresarlo— la verdad es que hace tiempo que no pienso en él.
—Tu ex era un soso en la cama y un gilipollas por dejar
escapar a una chica como tú. Creo que ya dije en su momento que era gilipollas—
los dos nos miramos y sonreímos. Es tan fácil hablar con él que me sale
solo. Pongo el plato de tortitas con
sirope de chocolate entre ambos y le doy cubiertos. Sin dejar de conversar
empezamos a desayunar.
—No te conozco mucho pero sé que hay algo que quieres
preguntar y no lo has hecho. Como tú has dicho somos amigos, pregunta lo que
sea.
—Está bien, ese tipo de anoche se ha largado muy
temprano. ¿Te ha dejado alguna nota o algo?— no esperaba que me preguntase eso,
pero sonrío como una adolescente cuando recuerdo lo que ponía en ella.
—Sí, ha sido un caballero. Me ha escrito que hoy
volveríamos a vernos pero tal vez lo haya escrito por no quedar tan violento
despertar sola— pensar eso hace que se me borre la sonrisa de la cara. ¿Y si no
le veo más?
—Oye, sí ha escrito eso es porque tiene intención de
volver a verte. Sabes cómo es su cara y podrías golpearle o mandarme a mí a que
lo haga. No creo que se arriesgue a eso— vuelvo a sonreír, Mark es un tipo
genial.
— ¿Por qué no tienes pareja Mark?— la pregunta escapa de
mi boca sin haber pasado antes por mi cerebro. Veo que su semblante se vuelve
serio y me arrepiento de haberlo dicho.
—No he buscado pareja… es broma— vuelve a sonreír y yo
suspiro aliviada. —Los homosexuales aunque estemos en pleno siglo XXI seguimos
estando mal vistos por la sociedad. La mayoría no aceptan que lo son frente a
los demás y por supuesto mucho menos tener una relación.
—Ese tema me pone de muy mal humor, lo he vivido de cerca
y es horrible— me mira sin saber a qué me refiero.
—No eres lesbiana Adele, a no ser que seas bisexual y ahí
sí me dejarías sorprendido.
—No, me gustan los hombres. Pero mi hermano Zac, creo que
no le mencioné el otro día. Bueno Zac y yo somos mellizos y él es gay. Nunca ha
sido un cobarde así que tampoco escondió su sexualidad y en el instituto eso le
costó bastantes dolores de cabeza. Joy y yo siempre hemos estado ahí por él.
Por suerte cuando entró a la Universidad eso terminó, es un médico con muy
buena reputación. Por eso te entiendo Mark, lo he visto en mi hermano.
—Si es igual de guapo que tú espero que venga a
visitarte. Por lo que me acabas de contar, ya me cae bien.
—Zac es más guapo que yo. Nos parecemos en los ojos y en
que nos encanta leer pero poco más. Él tiene el pelo más rubio y es un gran
conversador, yo prefiero escribir a hablar.
—Dile que venga, no es justo que tú tengas a alguien con
quién acostarte y yo no— suelta una carcajada y sé que está bromeando.
—Lo pensaré. ¿Qué tienes pensado hacer hoy?
—Terminar de pintar tu casa, ¿y tú?— no esperaba eso, le
voy a deber muchísimo si hace eso por mí.
—Mark déjame que te pague de alguna manera… me siento
fatal si haces tantas cosas por mí y yo ninguna por ti.
—Déjame leer lo que hayas escrito de tu nuevo libro y
quedamos en paz— eso lo puedo hacer. Confío en él.
—Está bien, hoy escribiré para que tengas algo más que
leer. Debo decir que estoy bastante inspirada.
—Seguro por el maratón de sexo de anoche. Eso es lo que
necesito yo para poder empezar con mi
trabajo. Aunque tengo a la modelo por supuesto— me mira y yo golpeo su hombro
suavemente.
Le dejo con la pintura y me voy al baño, necesito una
ducha para reactivarme. Mientras el agua caliente se desliza por mi cuerpo,
cierro los ojos y recuerdo las grandes manos que anoche me acariciaron, los
labios que anoche me devoraron y al hombre que anoche me poseyó.
Salgo de la ducha y abro el armario, miro por la ventana
y como parece que hace un buen día me pongo mis shorts amarillos y una camisa
blanca con estampado floral. Me miro en
el espejo y decido dejar mi pelo suelto, si se seca al aire suele quedárseme
bastante bien.
Oigo a Mark mover cosas y salgo para ayudarle.
—Yo me encargo de la pintura, tú ponte a escribir que ya
va siendo hora de que me enseñes algo— me guiña un ojo y me siento cara al
ordenador. Lo enciendo y miro a mi derecha, justo al lado de mis apuntes está
la nota que me ha dejado Ethan esta mañana. De repente, las palabras acuden a
mi mente y dejo que mis dedos vuelen libres sobre las teclas del portátil. Este
hombre consigue inspirarme porque desde que le vi tengo más de cinco capítulos
escritos. Cuando Joy se entere de que he borrado la novela para volverla a
comenzar le dará un infarto, así que mejor se lo digo cuando esté por
terminarla.
Una mano toca mi hombro y me sobresalto, es Mark que me
mira expectante.
—Hora de comer—miro el reloj y veo que ya es hora de la
comida. Se me ha pasado la mañana volando.
—No me había dado cuenta de la hora, voy a preparar algo.
—Ni te molestes, he pedido comida china, espero que te
guste. Te he visto tan concentrada que no he querido molestarte y yo he acabado
ahora de pintar.
—Si no fuese por ti moriría de hambre— le doy un beso en
la mejilla y guardo todo mi trabajo haciendo una copia de seguridad. Mark me
mira fijamente con ambas cejas levantadas, quiere leer lo que tengo.
— ¿Cuándo es tu cumpleaños Adele?— me sorprende su
pregunta.
—Pues…— miro el calendario del ordenador y me quedo
alucinada. Estamos a nueve de junio, mi cumpleaños es el diecinueve, no me
había dado ni cuenta— Es dentro de diez días. Ni yo me acordaba.
—Entonces te regalaré una impresora, así podrás imprimir
tu trabajo y yo leerlo cómodamente— me guiña un ojo y le sonrío como una boba.
Este hombre es un sol.
Cuando llega la comida china nos ponemos a engullirla sin
hablar, realmente no me había dado cuenta que estaba muerta de hambre y a Mark
parece que le ha pasado lo mismo.
—Oye, ¿te apetece que veamos alguna película?
—Me parece una idea genial— encendemos la televisión y
hacemos zapping hasta que encontramos una película que nos encanta a los dos
“Titanic”. Todo un clásico que no me canso de ver y con el que lloro todas las
veces.
—Voy a por pañuelos— asiento con la cabeza y los dos nos
sumergimos en la historia de Rose y Jack.
Cuando empieza a sonar la canción de la película “My heart will go on”
ambos la cantamos a todo pulmón. Por suerte los vecinos no se quejan porque
queda confirmado que nunca podremos ir a un local de karaoke.
La película ha terminado y los dos seguimos llorando como
unas magdalenas. El timbre de la puerta de abajo suena y ambos nos miramos, no
espero a nadie. Me levanto y pregunto por el interfono.
—Adele, diosa y musa. Baja que te espero—la voz sexy del
hombre más pasional de la tierra me hace temblar de pies a cabeza. Miro a Mark
que me pregunta con la mirada quién demonios ha interrumpido nuestras lágrimas.
—Es él, el chico de anoche. ¿Qué me pongo? Madre mía
Mark, no quiero hacerle esperar demasiado— salgo corriendo hacia la habitación
y al cabo de unos cinco minutos en los que ya me he desesperado porque no sé
qué ponerme, aparece mi amigo por la puerta.
—Adele, así vas bien. Créeme no es lo más conveniente ni
un vestido ni una falta. Los shorts esos te quedan de muerte y por lo que he visto,
el tipo ha venido en moto—. Me giro y le miro con los ojos abiertos.
— ¿Cómo sabes eso?— me señala la ventana y me acerco para
ver. Y ahí está, como todo un Dios. Apoyado en la moto con un casco negro entre
las manos y otro en el asiento. Su pelo rubio alborotado por el viento, lleva
una camiseta también negra de manga corta que se pega a sus definidos y fuertes
bíceps. Creo que he dejado de respirar porque siento que me falta el aire. —Es
perfecto, ¿cómo ha podido fijarse en alguien tan normal como yo?– vaya, he
dicho eso en voz alta y Mark me mira mal.
—No digas idioteces, eres guapa, lista, graciosa y una
profesional. Él es el que debe preguntarse cómo demonios tú te has fijado en
él—. Beso a mi amigo en la mejilla y salgo disparada escaleras abajo con
cuidado de no caerme y romperme la crisma, no sería elegante aparecer en el
portal rodando por las escaleras.
Abro la puerta del portal y salgo pero me quedo parada,
hay una chica rubia con unas curvas de infarto hablando con él. Desde donde
estoy puedo escuchar perfectamente la conversación.
—Ethan cariño, ¿esta noche estás libre? Hace tiempo que
no nos vemos y te extraño— ella acaricia su pecho y una rabia que no sé explicar
crece dentro de mí. Quiero gritarle que aparte sus zarpas de él porque es mío,
pero en realidad no lo es. Seguro que hasta tiene un club de fans.
Él coge su mano y la aparta de su pecho, no puedo ver el
rostro de ella pero supongo que no debe estar sonriendo. Ethan levanta la vista
y sus ojos se quedan clavados en los míos, poco a poco veo como las comisuras
de sus labios se levantan dedicándome una hermosa sonrisa donde muestra todos
sus dientes blancos. Es perfecto en todos los sentidos y yo sin poderlo evitar,
le devuelvo la sonrisa.
—Lo siento– le dice a la rubia sin dejar de mirarme a
mí—No voy a estar libre ni hoy ni el resto de los días. Tengo una cita con una
hermosa chica así que te agradecería que nos dejaras solos.
Él la aparta ligeramente y la rodea para venir hacia mí,
ella se vuelve y nos observa con el ceño fruncido. Parece que la señora
extensiones no está acostumbrada a recibir un no por respuesta, pues lo siento,
este hombre es mío. Le tengo a escasos centímetros de mí y puedo sentir su
olor, ese que tanto me gusta y que sigue impregnado en mi almohada.
—Hola— dice suavemente sin dejar de mirarme a los ojos.
Siento un estremecimiento en mi entrepierna y un deseo irrefrenable de saltar
encima de él y comérmelo a besos. Adele contrólate que estás en medio de la
calle.
—Hola— digo con la respiración entrecortada y mis labios
ardiendo de deseos por besar los suyos. Con el brazo que tiene libre rodea mi
cintura y tira de mí hacia él. Mis pechos quedan aplastados contra su pecho y
mi corazón late desbocado, este hombre me hace perder la cabeza.
—Te he extrañado, mucho— sin más y con un solo brazo, me
levanta en vilo para acercar mis labios a los suyos, yo ni corta ni perezosa
enredo mis manos en su pelo rebelde y profundizo el beso escuchando como los
tacones de la rubia se alejan de nosotros. Me he ganado una enemiga pero he
marcado mi territorio, como si fuese un perro. Joy se reiría de mí sin duda
alguna.
Cuando me deja de nuevo en el suelo nuestras sonrisas son
enormes, nunca un hombre había sido tan efusivo conmigo y la pregunta que me
hago es ¿dónde ha estado este hombre toda mi vida? Ahora mismo Devon me parece
insustancial, menos mal que se arrepintió de casarse porque si no en este
preciso momento la que se estaría arrepintiendo sería yo.
—Yo también te he extrañado, me hubiese gustado despertar
a tu lado— cuando digo esto me arrepiento y agacho la mirada con las mejillas
encendidas, eso debería haberlo pensado antes. No quiero que piense que le voy
a acosar o soy una loca que ya piensa que somos novios o algo así. Siento sus
dedos en mi babilla, me obliga a levantar la vista para mirarle a los ojos.
—A mí también me hubiese gustado pero he tenido que ir al
aeropuerto. Aunque así tengo una excusa para pasar la noche contigo— levanta
las cejas de forma graciosa y yo me rio sin poderlo evitar. Acaricia mi rostro
y toma mi mano, entrelazamos nuestros dedos y tira de mí hasta llegar a la
enorme moto negra. — ¿Tienes miedo?— me mira interrogante tendiéndome el casco
negro que tiene en las manos.
—No lo sé, será la primera vez que subo en una… otra
primera vez. Porque no suelo acostarme con desconocidos yo no soy así o bueno
al menos la Adele que he sido toda mi vida no es así, madre mía ya me he puesto
nerviosa por favor detenme o no voy a cerrar la boca nunca y…— siento sus
carnosos labios sobre los míos y me relajo al instante. Esto es mejor que una
infusión para los nervios.
—Me gusta saber que te pongo nerviosa, así puedo besarte
muy a menudo. Ven vamos, colócate esto. No quiero que te pase nada así que iré
a una velocidad normal. Me gusta correr pero pensaré en que llevo detrás a una
persona que necesito mantener con vida porque será la que me acompañará el
resto de mi vida—guau, creo que he muerto y he ido al cielo. Es lo más bonito
que me han dicho y de una manera diferente, no un típico te quiero y eres el
amor de mi vida. Ethan es único hasta en las palabras y como escritora que soy,
eso para mí es importante. Me ayuda a subir a la moto y luego sube él, se
coloca otro casco negro y toma mis manos poniéndolas alrededor de su cintura.
Esto me parece estupendo porque le puedo abrazar durante el trayecto, creo que
me voy a hacer fan de las motos.
Arranca y de un acelerón nos metemos de lleno en el
tráfico de San Francisco, me alegro de que Mark me haya convencido de no
cambiarme, sin duda los shorts son cómodos para ir en moto.
Cuando la moto se va deteniendo poco a poco miro a mi
alrededor, estamos en el parque donde nos vimos por primera vez. Sonrío para
mis adentros y veo como me mira por encima de su hombro. Parece encantado al
verme pegada a su espalda. Me suelto
para que pueda bajar, se quita el casco y su pelo rubio es todo un caos, mis
manos quieren acariciarle el cabello pero me detengo cuando posas sus manos
sobre el casco que llevo puesto. Lentamente y con cuidado de no hacerme daño me
lo quita.
— ¿Te ha gustado?— asiento y con la adrenalina que este
cacharro le ha dado a mi cuerpo, le cojo del cuello y tiro de él para besarle. Sus
manos se posan en mi cintura y me sigue el beso. Cuando nos separamos los dos
sonreímos.
Esconde los cascos y sin necesidad de decir nada, nos
volvemos a tomar de la mano entrelazando nuestros dedos. Paseamos por los
jardines verdes, hay familias, niños jugando, parejas y ancianos. Se respira
una paz y una tranquilidad impresionantes aunque esté abarrotado.
—Esto es muy diferente de Londres ¿eh?—le miro enarcando
una ceja, ¿cómo sabe de dónde soy?
—Llevo un cartel que ponga que soy de Londres ¿verdad?—
hecha la cabeza hacia atrás y una carcajada escapa de sus labios.
—No, pero vi tu cara en uno de tus libros y ahí lo leí.
Por cierto, escribes muy bien y eso que el romance no es mi género favorito.
Pero quería saber más de ti y a través de tus palabras he podido descubrir
cosas.
— ¿Qué tipo de cosas?
—Eres una mujer idealista, cuando crees en algo lo
defiendes a capa y espada y eso me gusta. No tienes miedo a arriesgarte, crees
en el amor pero no en los príncipes azules. Coincido contigo en que las personas
perfectas no existen y creo que tampoco has encontrado al hombre de tu vida.
—Vaya, ni yo misma me habría descrito mejor. Pero esto
último que has dicho puede que haya cambiado— su rostro cambia y la sonrisa que
tenía se ha borrado de un plumazo.
— ¿Has encontrado al hombre de tu vida?— me pongo de
puntillas acercando mis labios a los suyos.
—Puede…— cuando vamos a besarnos siento como unas
pequeñas gotas caen encima de mi rostro, levanto la vista hacia el cielo y me
doy cuenta de que está encapotado. Miro a Ethan que está mirando también el
cielo, luego baja su mirada y la clava en mis ojos, su sonrisa vuelve a
aparecer pero esta vez es más pícara.
—Musa, me parece que vamos a tener que correr si no
queremos empaparnos por la lluvia. El tiempo es como el temperamento de una
mujer, cambia sin previo aviso— golpeo su hombro por eso que ha dicho y él se
ríe, sé que lo ha dicho a propósito así que me río con él. Cogidos de la mano
empezamos a correr hacia la moto, nos ponemos el casco y él acelera.
La lluvia empieza
a hacerse más intensa, estamos empapados pero sonrientes. Esto es
improvisar y disfrutar de lo que nos depara el destino, algo con lo que mi ex
nunca contó y que cuando yo le proponía alguna aventura se negaba rotundamente.
Al ser abogado tiene una mente bastante cerrada, pero bueno no me importa ahora
mismo. ¿A qué se dedicara Ethan? Me doy cuenta de que no sé mucho de él y
debería preguntar porque creo que me estoy pillando por él.
Miro hacia delante y veo que hemos entrado en un garaje,
Ethan aparca la moto y yo me bajo quitándome el casco. Él hace lo mismo y
guarda los dos en la moto.
— ¿Dónde estamos?— digo mirando todo lo que me rodea. Hay
algunos coches que deben haber costado un riñón y medio del otro, son todos
lujosos y hay otra moto como la de Ethan pero de color amarillo.
—En mi casa, bueno en el garaje de mi casa o bloque de
apartamentos. Vivo en el último— me tiende la mano y yo se la tomo encantada,
es un buen momento para conocerle y no voy a desaprovechar la oportunidad.
Solamente hay tres pisos y eso llama mi atención, debe
conocer a sus vecinos y estos departamentos son el doble que el mío. Abre la
puerta de madera oscura y me invita a pasar. Debo admitir que la decoración es
moderna y muy acorde con la vivienda. Tiene dos pisos, un enorme sofá blanco en
forma de ele, una tele de plasma que ocupa casi toda la pared y un gran
ventanal con vistas a todo San Francisco, es luminosa y me encanta. Siento sus manos en mi cintura y su pecho
pegado a mi espalda, los dos estamos empapados.
—Ven, vayamos al baño a secarnos— sin soltarme subimos
las escaleras y entramos en una enorme habitación azul claro con muebles
blancos y una enorme cama en el centro. Es su habitación sin duda. Hay una
puerta blanca que da a un baño acorde con la habitación. Me tiende una toalla y
empieza a quitarse la ropa, yo no puedo apartar la vista de su perfecto cuerpo.
Reacciona Adele quieres saber cosas de él no violarlo.
— ¿Vives solo?— gracias cerebro, menuda pregunta más
estúpida.
—Sí, todo el bloque de apartamentos es mío pero yo vivo
solo y es el único con doble planta. ¿Por qué lo preguntas? ¿Te quieres venir a
vivir conmigo?— pregunta juguetón. Debe pensar que soy tonta de remate.
—No, solamente quiero conocerte mejor. Nos acostamos y no
sé nada de ti aunque tú si sabes cosas de mí.
— ¿Qué quieres saber? Pregunta y te responderé sin
problema.
— ¿Tienes pareja? Sé que después de acostarnos esta
pregunta como que no viene a cuento pero no quiero meterme en medio de una
relación ya sabes…
—No, no tengo y nunca me ha interesado tenerla. He tenido sexo, mucho sexo con muchas mujeres
pero nunca algo serio. Es más, eres la primera mujer a parte de mi tía Cora que
pisa mi casa—. Rodea mi cintura con sus fuertes brazos ahora desnudos. —Eres
especial para mí pero no puedo decirte porque. Tienes algo que me atrae como un
imán y ahora que te tengo no pienso soltarte hasta saber que siento por ti.
Asiento, sus palabras me han dejado un poco bloqueada, al
ver que no digo nada me deja sola y me trae algo de ropa, una camiseta suya y
un bóxer blanco. Me seco rápidamente y me lo pongo. Bajo las escaleras y le veo
en el sofá recogiendo unos papeles, me acerco y veo dibujos, montones de
dibujos. Pero uno en concreto llama mi atención, lo cojo y lo miro detenidamente.
Me quedo sin aire cuando me doy cuenta de que soy yo.
—Eres dibujante, deberías conocer a mi vecino y amigo
Mark. Dibuja muy bien, podríais ser grandes amigos seguro le caerías bien—me
mira extrañado, espero no haber dicho nada raro.
— ¿Mark no te ha dicho nada? Él y yo ya nos conocemos,
fuimos a la universidad juntos. No se fía de mis intenciones contigo así que
supongo que por eso no te lo ha dicho. Gracias a él te encontré en el bar y ese
es un favor que le deberé toda la vida.
— ¿Qué? No me lo puedo creer, confío en él y me engaña.
Maldito traidor, pero cuando le vea se va a enterar. Ese no sabe con quién se
ha metido, soy buena pero no tonta— coge mi camiseta, bueno su camiseta y tira
de mí hasta pegarme a su cuerpo.
—Tienes un carácter que nunca hubiese adivinado. Olvídate
de Mark y del mundo, pasemos la noche aquí juntos. Déjame demostrarte lo que
será despertar a mi lado y tal vez mañana estés atada a la cama para no poder
escapar de mí.
—No quiero escapar de ti— nos besamos apasionadamente,
sus manos bajan por mi espalda hasta llegar a mis nalgas, las coge ambas con
posesión y me levanta sin esfuerzo. Yo enredo mis piernas alrededor de su
cintura y siento su erección contra mi sexo que en ese mismo instante se
empieza a humedecer. Hace un movimiento de caderas provocando más fricción
entre ambos y mi cabeza deja de funcionar en ese preciso momento.
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