lunes, 17 de noviembre de 2014

Capítulo 1

Adele Davis
Observo mi reflejo en el espejo de cuerpo entero que tengo delante. Debo admitir que casi no me reconozco, mis ojos azules brillan por la emoción y el tenue maquillaje me hace lucir totalmente diferente. Mi larga melena castaña cae en hondas sobre mi hombro izquierdo y una sonrisa se expande por mi rostro. El vestido blanco de novia que envuelve mi cuerpo me hace sentir especial. Hoy, después de 3 años, por fin voy a unir mi vida a Devon Crowell, el que ha sido mi novio desde la universidad.
— ¿Estás segura? —la voz de mi mejor amiga y dama de honor, Joy Scott, interrumpe mis pensamientos. La observo detenidamente, el vestido amarillo palabra de honor le queda como un guante, sus ojos castaños parecen ansiosos y entonces recuerdo que odia las bodas, bautizos y todos esos eventos sociales con tanta parafernalia. Su cabello color miel cae sobre su espalda cubriendo parte del tatuaje que tiene en el omoplato derecho.
—Creo que sí —digo mirando cómo se acerca con una copa de champán en la mano y me tiende otra a mí.
— ¿Crees? Eso no es lo que esperaba oír de la novia quince minutos antes de entrar en la iglesia —su mirada busca algún gesto de duda por mi parte.
—Solo estoy nerviosa, pero conozco a Devon y seremos felices —tomo un sorbo de mi copa y Joy pone sus manos sobre mis hombros.
—Adele, no has dicho que es el hombre o el amor de tu vida. Creo que te estás precipitando —pongo los ojos en blanco y me separo de ella.
—Joy eres mi amiga y te quiero, pero me voy a casar con Devon —ella deja escapar un sonoro suspiro y levanta las manos en señal de rendición.
—Sabes que no me gusta, nunca me ha gustado. Pero eres como mi hermana y si tú eres feliz, yo también. No quiero estropearte el día —le sonrío y nos abrazamos. Esto es lo que adoro de Joy, siempre está a mi lado y es la que me ha ayudado a cumplir mi sueño.
Recuerdo el día en el que me matriculé en la Universidad, no tenía muy claro lo que quería hacer, me gustan los libros así que me decantaba por bibliotecaria como mi padre, pero no me terminaba de decidir. Entonces intenté imaginarme haciendo algo en el futuro y lo supe. Mi sueño era escribir, sin dudarlo me matriculé en letras para poder ser escritora. Una semana después conocí a Joy y lo nuestro fue amor a primera vista. Es directa y sincera, también simpática pero demasiado inteligente para la mayoría de las personas. No es muy social aunque sea alegre, la gente la ve un poco extraña porque al igual que yo podría perderse un fin de semana entero leyendo un libro. Ambas nos prometimos ayudarnos a cumplir nuestros sueños y ella ha cumplido con su parte, yo he contribuido. Todavía no consigo asimilar cuando un día vino y me obligó a presentar a una editorial el libro que tenía escrito, no me atrevía porque pensé que no era lo suficientemente bueno, pero ella insistió y es bastante cabezota aunque le dije que no. Ella sin consultarme sacó una copia y la envió con todos mis datos, mi sorpresa fue mayúscula cuando recibí una llamada ofreciéndome la publicación de este libro. Joy confesó que era culpable y me acompañó a la editorial, allí causamos buena impresión y no solamente publicaron mi libro sino que contrataron a Joy como editora cumpliendo así su sueño. Ella es mi mejor amiga y mi editora, tenemos muchos proyectos juntas y sé que siempre va a estar en mi vida.
—Suéltalo ya Joy, ¿qué te preocupa? —la conozco y sé que ha estado mordiéndose la lengua desde hace unos días, nunca nos ocultamos nada y no vamos a empezar ahora.
—No quiero que te conviertas en esposa florero, dejes de escribir y eches tus sueños a la basura —suelta el aire cómo si se hubiera quitado un peso de encima.
Sé la razón por la que me ha dicho esto, y agradezco que no lo haya dicho antes porque es un tema delicado. Devon quiere que deje de escribir, él es abogado y pretende que yo sea ama de casa. Adoro mi trabajo aunque sea un poco estresante y requiera de mucho tiempo, tiempo que le quitaría a él y que no le hace ninguna gracia.
—No he dejado el tema claro con Devon, pero no voy a dejar de hacer lo que amo. Escribir es mi vida y él debe aceptarlo —mi amiga sonríe al escuchar mis palabras.
—Déjaselo claro ahora mismo y con un poco de suerte nos libraremos de esta boda —frunzo el ceño al escuchar sus palabras. Me dispongo a responderle pero un golpe en la puerta nos interrumpe.
Negando con la cabeza abro la puerta y veo un pequeño sobre en el suelo. Lo cojo y vuelvo a entrar con Joy.
— ¿Qué es eso? —pregunta curiosa. Lo abro y saco la nota que hay dentro.
No puedo hacerlo, tengo mucha vida por vivir y me gustaría tener al lado a una persona para la que yo sea lo más importante. Quédate con tus libros y sé feliz. Devon Crowell”
La nota cae de mis manos y siento como los ojos se me llenan de lágrimas. Debe haber escuchado el final de nuestra charla, pero no esperaba que reaccionara así.
—Lo siento Adele —levanto la vista del suelo y veo los ojos de Joy preocupados. Sus brazos me rodean y dejo que las imágenes del día que tenía planeado pasen por mi mente. Ahora ir vestida de blanco me parece una estupidez, porque el hombre con el que me iba a casar me ha dejado.
La voz de mi hermano Zac me devuelve a la realidad de golpe.
— ¿Qué sucede? Ya todo el mundo está en la iglesia de san pedro. Vamos rápido o a mamá le dará un infarto —nos mira a las dos extrañado, sabe que algo sucede pero no sabe el qué.
—Pues van a tener que esperar mucho más, porque no hay boda —al decirlo en voz alta sé que es verdad, que la vida que hace unos minutos imaginaba no la voy a tener y Devon me ha dejado.
— ¿Cómo? —Zac no sabe lo que ha sucedido y yo le tiendo la nota para que la lea por él mismo.
Los brazos de Joy me reconfortan y me da besos en la mejilla.
—Tranquila Adele, ese tío es un capullo —sé que lo que dice es cierto, nunca le ha gustado, de eso soy consciente.
—Mataré a este cabrón, juro que cuando lo encuentre lo haré puré —Zac se dirige hacia la puerta muy cabreado pero yo le detengo.
—No Zac, él ha tomado su decisión. Yo acabo de tomar la mía —cojo mí vestido de novia y salgo de allí, necesito un poco de aire fresco. Luego vamos a la iglesia donde mi padre me espera en la puerta.
—Cariño, Devon aún no ha venido —mi padre está apenado por tener que decirme esto, yo le dedico una sonrisa para calmarle. Ahora mismo esto es lo que tengo que hacer, luego me emborracharé con Joy y analizaré mis sentimientos ya que en este momento soy incapaz.
—No va a venir papá, pero no te preocupes —me armo de valor y entro a la iglesia más conocida de Londres, Devon lo quiso todo a lo grande aunque yo soy muy sencilla. Me planto delante de todas esas personas, la mayoría son desconocidos para mí así que supongo deben ser invitados de Devon.
—Hola a todos, siento informarles de que esta boda no se va a llevar a cabo pero…—tomo aire para infundirme valor, espero no matar a mi pobre madre de un disgusto con esto que voy a decir. Pero como dice Joy, a la vida hay que echarle ovarios. — Vamos directamente al banquete y disfrutemos de lo que queda de día.
Me dirijo hacia la salida y mi amiga me espera con una enorme sonrisa, todos me miran como si me hubiese vuelto loca y quizás hay parte  de verdad en eso.
—Pero, Adele ¿qué significa esto? Me ha costado muchísimo poder tener la boda lista para la fecha que queríais. Dame alguna explicación por favor hija —mi madre, Estela Davis organizadora de eventos. Ella ha organizado esta boda como si fuera la de una princesa, bueno para ella lo soy claro está. Incluso ha hecho el milagro de conseguir esta iglesia que es la más solicitada de todas. Me sabe mal por todo su esfuerzo pero una no se puede casar sin novio.
—Nada mamá, ya te lo contaré pero no ahora —le doy un beso y me voy con Joy en el descapotable que ha conseguido no sé de dónde.  Ella acelera y nos vamos hacia el salón donde se iba a festejar mi boda.
— ¿Cómo te sientes? —mi amiga está preocupada por mí y yo también lo estoy.
—No estoy muy segura, después de que nos emborrachemos te lo diré —levanta la mano y yo choco la mía con la suya como tantas otras veces hemos hecho.
Han pasado más de cuatro horas desde que he tenido que plantarme en medio de la iglesia para dar la noticia de la no boda. La gente parece que ha desaparecido rápidamente después de la cena y yo me alegro por ello. Mis padres quieren que vaya a casa con ellos pero decido pasar aunque les sonrío para tranquilizarles.  Vuelvo hacia la barra y miro a mi alrededor, ahora solo quedamos Joy, Zac y yo. Los tres mosqueteros o como dice mi padre, los tres jinetes del apocalipsis. Cuando estamos juntos siempre la liamos y no lo hacemos de manera intencional que conste. Mi hermano me pasa el brazo por los hombros y yo le abrazo cariñosamente. Él tiene el pelo un poco más claro que yo y tenemos un vínculo muy fuerte, no somos solo hermanos, somos mellizos y él nació unos minutos antes así que se toma la molestia de ser el hermano mayor.
— ¿Cómo estas enana? —ese apelativo tan suyo me hace sonreír.
—Un poco borracha pero bien.
—Venga Adele, déjalo salir —mi amiga insiste en que tengo que sacar fuera lo que siento. Yo soy más de escribir mis sentimientos que de decirlos en voz alta.
—Debería sentirme mal y tener ganas de llorar, mi novio me ha abandonado minutos antes de la boda por una conversación que ha oído y por algo que ya habíamos hablado y estaba claro. Creo que pensaba que lo dejaría todo por él. Y aunque siento pena porque se haya acabado de este modo yo… me siento liberada —digo esto último en voz muy baja, sé que no es lo correcto.
—Él no era el correcto Adele, si lo fuese no te hubiera dejado y menos por el hecho de que quieras seguir dedicándote a lo que tanto te gusta y tanto esfuerzo te ha costado de conseguir —Joy tiene razón y Zac mueve la cabeza de manera afirmativa para darle su apoyo a mi amiga.
—Voy a hacerte caso Joy, él es el que se ha ido no yo. Voy a seguir luchando porque mis novelas sean leídas y hagan a los lectores vibrar, mi sueño es dedicarme en cuerpo y alma a eso y ahora me voy a poder centrar al cien por cien —los tres nos abrazamos, descorchamos otra botella de champán y brindamos por la vida y por lo que nos deparará el destino.
***
Ya ha pasado un mes desde la no boda, Devon no se ha puesto en contacto conmigo y yo no he sentido la necesidad de hablar con él.
Tengo la novela empezada pero no he escrito nada decente desde antes de empezar con los preparativos de la boda. Por suerte, mi editora es también mi mejor amiga y no me presiona pero, tengo un contrato firmado y mi plazo de entrega termina dentro de un mes. La musa debe haberme abandonado, lo que en un principio me pareció la historia más romántica del mundo ahora me parece ñoña e incluso me dan ganas de vomitar. No puedo creer que esto lo haya escrito yo.  Miro la hoja en blanco en la pantalla del ordenador, hoy tampoco escribiré nada y empiezo a desesperarme. Mi hermano me ha sugerido que hable de esto con Joy y creo que es lo que voy a hacer. No solemos hablar de trabajo fuera de lo estrictamente necesario, pero esto es importante.
Recojo mi cabello en una cola de caballo después de mandarle un mensaje y quedar con ella. Me calzo mis converse blancas y salgo disparada antes de que el tráfico de Londres se ponga peor.  Cuando llego al restaurante donde hemos quedado para comer, ella ya me está esperando. Entro intentando tranquilizar mi respiración y me siento frente a ella.
— ¿Ocurre algo? No sueles llamarme para hablar de trabajo y menos tan de repente —me conoce demasiado bien y se huele que hay algo que no funciona, esa es Joy Scott.
—La musa me ha abandonado Joy, no te rías que lo digo enserio. No hay manera de escribir nada y lo que tengo no me gusta en lo absoluto. No sé qué hacer —bebo agua mientras la observo reírse.  Ella me mira fijamente y cambia su forma de mirarme, ahora ya no es la editora sino mi amiga.
—Adele, creo que necesitas un cambio de aires, algo nuevo, diferente y arriesgado. Todavía tienes un mes para entregar el manuscrito así que ve a pasar ese mes a otra parte del mundo, algo diferente a Londres. Un lugar con sol, buenas temperaturas y tal vez hasta playa. Venga Adele, te han brillado los ojos cuando he dicho sol y playa —sin duda la jodida me conoce perfectamente. Aquí poca playa vemos y yo quiero estar cerca del mar.
—A mis padres les va a dar algo y a Zac también pero tienes razón, necesito un cambio. ¿Tienes un mapa? —abre los ojos sin saber muy bien lo que pretendo, pero saca su agenda donde en la parte de detrás hay un mapa del mundo. Cierro los ojos y dejo que mi mano revolotee encima del trozo de papel hasta que detengo el dedo en un punto fijo. Abro los ojos y ella estalla en una carcajada.
—San Francisco, California. Muy bien nena, allí hay una playa estupenda y una temperatura ideal. Yo me encargo de todo, no te preocupes —empieza a hacer unas llamadas y escucho mientras devoro mi comida. Está reservando habitación en un hotel de San Francisco, nunca he estado allí pero seguro me enamoro y la musa vuelve a mí.
—Quiero hacer alguna locura —mi amiga me mira extrañada y preocupada, sabe que a veces se me va la cabeza.
— ¿Cómo cuál? —pregunta mientras terminamos el café.
—Voy a cortarme el cabello, no mucho. Pero algo diferente, no quiero ser la aburrida londinense en esa playa llena de diversión —sonríe y tomándome de la mano tira de mí hasta llegar a su peluquería favorita, donde me hacen un corte de lo más favorecedor y alegre que me encanta.

Miro el reloj y son las once de la mañana, justo ayer decidí hacer este viaje y Joy ya me ha liado para que no lo piense demasiado. Mi madre no ha dejado de llorar, mi padre está orgulloso de mí y Zac seguro viene a visitarme. Son once horas de vuelo y por suerte va directo. Mi amiga ha sabido elegir la hora ya que llegaré a San Francisco hacia las nueve y media de la mañana siguiente.  Les abrazo a los tres y por último a mi amiga.
—Iré a verte pronto, de momento quédate en el hotel. Tengo un amigo allí que te podrá encontrar algo más cómodo pero no le he podido localizar. Cuídate por favor y cualquier cosa me llamas —contiene sus lágrimas porque mi madre ya ha llorado por todos los presentes pero la abrazo con fuerza y le doy dos besos. Me despido de ellos con la mano y embarco rumbo hacia mi nueva aventura.

Por fin, llego al Aeropuerto Internacional de San Francisco. Cojo mi maleta y sin demora me monto en un taxi. Aquí hace un sol increíble y el ambiente es tan diferente que me siento en el paraíso. Llego al hotel y lleno los papeles necesarios apresuradamente, subo a la habitación y lanzo la maleta encima de la cama. Me cambio de ropa rápidamente deshaciéndome de los pantalones largos y los abrigos, para dar paso a mi vestido de tirantes azul turquesa con flores de rosa pálido. Por si las moscas, decido ponerme también la chaqueta vaquera, cojo mi bolso bandolera, la libreta y un bolígrafo.

Salgo del hotel dispuesta a descubrir lugares únicos y escribir o al menos a que la musa se digne a regresar a mí. Subo al tranvía y me bajo cuando veo unos enormes jardines atestados de flores. Todo es verde, tranquilidad, paz y libertad. Bajo del tranvía y me adentro en este maravilloso paisaje, esto es lo que se conoce como “Conservatory of flowers” un invernadero situado dentro de Golden Gate Park. Me siento sobre la hierba llenando mis pulmones de aire fresco. Saco la libreta y sin más, empiezo a escribir. Sin darme cuenta llevo muchas hojas y las ideas siguen fluyendo, parece que vuelvo a ser la escritora que siempre he sido. Levanto la vista y la fijo en el sol, dejo que sus rayos me bañen haciéndome sentir su calidez. Me volteo y veo a un hombre con unos pantalones cortos y una camisa sin mangas mirarme fijamente. Es un hombre alto, musculoso, rubio y apuesto. Su mirada me hace estremecer y veo como de su bolsillo saca un papel y un lápiz, empieza a hacer algo con eso pero luego miro el paisaje y decido ignorar lo que acabo de ver. Seguramente no me miraba a mí, ese hombre no debe estar soltero porque dudo que alguna mujer lo deje escapar.  Miro el reloj y decido que ha llegado el momento de volver al hotel, así que dejando a un lado el maravilloso paisaje y a ese hombre cuyos ojos azules me han travesado el corazón, decido irme por donde he venido con la sensación de que esta nueva aventura no ha hecho más que empezar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario