Cierro el libro que tantas veces he leído, es un clásico triste pero con una gran historia de amor. El final es dramático pero mientras dejo el libro sobre la mesa del jardín pienso en el triste final de esta historia. En como Romeo y Julieta solo consiguieron estar juntos después de la muerte, y lo afortunada que soy porque mi historia con Ryan haya tenido un final totalmente diferente. Hemos pasado por muchas cosas juntos, muchos problemas y muchas personas se interpusieron en nuestro camino hacia la felicidad. Aunque he aprendido que lo importante para ser feliz es desearlo con todas tus fuerzas e ir a por ello sin importar lo difícil que sea.
Está atardeciendo, la luz del sol es cada vez menor y la suave brisa primaveral mece mi cabello al viento. Cierro los ojos y me relajo, y antes de verle sé que está aquí. Ryan, mi marido, mi compañero, mi amante. O cómo en algún tiempo le llamé en mi diario, mi Romeo.
Sus brazos me rodean y sus labios besan mi cuello haciendo que mi piel se erice. Ese efecto que tiene sobre mí jamás terminará y me alegro por ello. Mientras acaricia mi vientre abultado a causa del fruto de nuestro amor, pienso en que mi historia de amor ha tenido un “final” muy feliz.
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