
Mi amiga se asoma al probador y me deja tres vestidos.
—No pienso ponerme eso —digo cruzándome de brazos. Ella me
mira enarcando una ceja y sé que no tengo nada que hacer.
—Y lo creo que sí, elige el que quieras pero tiene que
ser uno de estos tres. Te espero aquí —cierra la cortina y me deja con estos
tres vestidos. Son de diferentes colores
pero todos tienen algo en común, tienen estampado de flores.
Me pongo uno azul que no me gusta, otro rosa que no me
viene y finalmente uno blanco. Me niego a probarme más cosas pero este tampoco
me termina de convencer. Recojo mi melena rubia en una cola alta y decido
ponerme firme. No tiene por qué obligarme a ir vestida así si no quiero.
Abro la cortina con decisión y sin pensarlo demasiado
digo lo que tengo que decir.
—No pienso ponerme esto tan floral, me importa un
pimiento la bendita fiesta de primavera. Pienso ponerme unos pantalones y una camiseta y listo.
—Una pena, ese vestido te queda genial —levanto la mirada
y veo a un chico increíblemente guapo mirándome con una sonrisa seductora. No me
lo puedo creer, acabo de hacer el ridículo más espantoso de mi vida porque mi
amiga ni siquiera está por aquí. Se acerca y acaricia mi pelo liberándolo de la
cola. Acaricia mi cuello y acerca sus labios a los míos, casi estamos los dos
dentro del probador pero entonces reacciono y le doy un bofetón con todas mis
fuerzas.
— ¡Pervertido! —me toma de la cintura y me pega a su cuerpo.
El corazón me late acelerado y cierta parte de mi cuerpo arde por una caricia
suya.
—Hermosa —sin más estampa sus labios contra los míos,
pienso en apartarle pero mi cuerpo va por libre y lo único que hago es acercar
más mi cuerpo al suyo corriendo el riesgo de entrar en combustión espontánea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario